En el café con leche
se pueden leer espirales de ilusiones.
Con dos de azúcar: ideas disparatadas.
se puede leer un universo vivo
donde los lejanos se acercan
y los cercanos hacen simbiosis.
Los que sobreviven al cataclismo
siendo de especies diferentes,
lo hacen esperando la insinuación del otro para mutar y desaparecer,
avanzan posando una pata detrás de la otra,
sin caer en estrecheces, ni fingir muerte súbita.
Nadie los ve,
quedan colgados en lo alto,
en un hilo muy delgado,
y seguirán buscándose en la oscuridad
como perdidos en el espacio.
Queda la taza solitaria,
y se deja así durante un rato.
Con talento
el café con leche
anhela,
respira,
y se mueve con una cucharita
para ser leído.
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