Mi querido padre,
Esta noche he soñado muchas cosas extrañas, un desorden de pensamientos encarnados que me hacían llorar en la madrugada, voltear la almohada y exigirle a mi mente vaciarse de todo sufrimiento, pero no he podido. En ninguna de mis imágenes nocturnas apareciste tú, lo que me hace creer que solo necesitaba de tu presencia y un abrazo tuyo para arrebatarme el mal sabor de la pesadilla.
Este halo de tristeza me esta alumbrando todo el día, no lucho contra él, solo me alojo en los pensamientos inmensurables que me corroen.
Cuando pienso en ti siento que me rompo por dentro. Sí, soy consciente de que este es un placer que he logrado tolerar con el tiempo. Siento que en alguna parte mía te me has muerto en algún momento y siento también, que he hecho un funeral con nuestros recuerdos para no llorarte y ocultarme a diario en lo exótico de mi ocupación .
Este día, tu cumpleaños, he despertado apática y sin los sentidos a flor de piel como de costumbre. Me doy cuenta de que necesito mucha compañía y no he sabido ganármela.
Nos hemos hecho daño. Mi niña interior te ha odiado tanto como una esposa abandonada, una adolescente rebelde, una hermana asustada. No tengas miedo de mis palabras, padre, son volátiles como mis pensamientos en este momento. Mi presente te bendice con amor infinito. Quiero que seas feliz, que vivas tu ideal, que llenes esos deseos infantiles que quedaron insatisfechos, que tus ojos brillen como cuando estuviste en Disneyland viviendo mil aventuras. Si algún día despiertas y te das cuenta de que no eres feliz, yo sabré extender mis raíces para que te cobijes dentro de mi corazón que te ama, aunque te haya menospreciado tantas veces.
Proyecto a través de ti lo celestial y mundano. Ideales que no me dejan amar con libertad, que oprimen mi cuerpo con la superficialidad de lo ajeno, que me piden empoderar mi universo y volverlo inalcanzable para no salir lastimada. Has sido tal vez mi hijo en alguna otra vida y te he dañado con la misma vara.
Me gustaría retroceder el tiempo y enseñarte a no lastimarme. Tener la fuerza de un águila y detenerte. Tener el poder de una bruja y hacerte ver las futuras consecuencias de involucrarme en tus hazañas.
Me gustaría comprender que el amor entre nosotros es y será inagotable siempre. Me gustaría poder abrazarte ahora mismo, sentir tu plexo abierto y decirte con un sonido profundo que te perdono.
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